Una de las franquicias más icónicas de Capcom durante la era del PlayStation 2 es, sin duda, Onimusha. Con una mezcla magistral de acción, elementos sobrenaturales y una ambientación feudal japonesa, logró cautivar a millones de jugadores en su momento. Recientemente, hemos tenido la oportunidad de revivir ese legado gracias a la versión remasterizada de Onimusha 2: Samurai’s Destiny para PlayStation, y sin duda, la experiencia ha sido una grata combinación de nostalgia y redescubrimiento.
¿De que trata Onimusha 2: Samurai’s Destiny?
Tras la muerte de Fortinbras, Nobunaga Oda toma el control de los Genma y comienza una sangrienta campaña para unificar Japón, destruyendo todo a su paso, incluyendo la aldea del clan Yagyu. El único sobreviviente, Jubei Yagyu, regresa para encontrar su hogar en ruinas. En su camino se cruza con Takajo, una mujer oni que le revela que Nobunaga es el responsable y que ella es su madre. Takajo despierta el poder Oni en Jubei y le encomienda reunir cinco orbes sagrados capaces de detener a los demonios.
Durante su viaje, Jubei se alía con valientes guerreros como Ekei, Kotarō, Magoichi y Oyu, enfrentándose también a poderosos enemigos Genma.
Jugabilidad clásica que sigue siendo divertida
Es importante destacar que no estamos ante un remake, sino una remasterización, lo cual significa que se han mejorado ligeramente los gráficos y ciertos aspectos visuales, pero se conserva la esencia original del juego, tal y como fue lanzado en 2002. Esto incluye tanto sus mecánicas como su estilo artístico y diseño de niveles.
Desde el inicio, notamos que Onimusha 2 conserva la clásica vista en tercera persona con cámaras fijas, similar a los primeros títulos de Resident Evil. Estas cámaras, combinadas con fondos estáticos (que en su momento parecían prerenderizados), ahora han sido mejoradas para adaptarse a resoluciones modernas. El resultado es una mayor inmersión visual sin perder el encanto original.
En cuanto a los personajes, sus modelos han recibido un tratamiento visual más limpio. Aunque el diseño se mantiene fiel al original, la mejora en las texturas, la resolución y la eliminación de los dientes de sierra tan comunes en la era de PlayStation 2, aportan un toque de frescura que se agradece. Aquí es donde realmente brilla el remaster: su dirección de arte es tan sólida que ha envejecido con gracia. Los escenarios, los diseños de personajes y enemigos, y los efectos especiales siguen siendo atractivos más de dos décadas después de su creación.
Una experiencia sonora que evoca recuerdos
Otro de los apartados más destacados es el sonido. Onimusha 2 conserva los efectos de sonido originales, lo que le da un aire retro muy especial. Esto se complementa con una excelente banda sonora que refuerza cada momento de tensión, batalla o exploración. La actuación de voz, también se mantiene firme y convincente, ayudando a contar la historia con emoción y carácter.
Los controles también se mantienen fieles a la versión original. Al principio pueden resultar un poco confusos, especialmente para quienes no están acostumbrados a los movimientos con cámaras fijas. Es común que avances en una dirección y termines retrocediendo al cambiar de cámara, pero después de un corto período de adaptación, el control se vuelve natural. Esta curva de aprendizaje también forma parte del encanto de la época, recordándonos cómo era explorar mundos digitales en los primeros años del nuevo milenio.
La exploración y el combate se sienten como un homenaje a esa era dorada del gaming, en la que cada esquina podía guardar un secreto, un enemigo inesperado o un objeto clave. A esto se suma el enfoque del juego en dominar sus mecánicas, ofreciendo un reto justo pero exigente, ideal para quienes buscan una experiencia más tradicional y menos guiada.
Conclusión: un regreso digno para una leyenda
El remaster de Onimusha 2: Samurai’s Destiny no es simplemente una mejora visual; es una puerta abierta a uno de los capítulos más importantes en la historia de Capcom y del PlayStation 2. Aunque no reinventa la fórmula, sí la refina y la hace accesible para una nueva generación de jugadores, al tiempo que permite a los veteranos revivir uno de los clásicos más queridos del catálogo japonés.
Su narrativa épica, su atmósfera envolvente, su diseño artístico sólido y su jugabilidad desafiante hacen de esta remasterización una excelente manera de redescubrir el legado de Onimusha. Puede que sus controles y cámaras fijas no sean para todos, pero quienes sepan apreciar su estilo encontrarán una joya que sigue brillando con fuerza, incluso después de más de 20 años.