En un contexto económico marcado por la incertidumbre global, la inflación y el retorno de políticas arancelarias agresivas desde Estados Unidos, un sector ha logrado destacar y crecer a contracorriente: el anime. Mientras otros mercados tambalean, las acciones de las principales empresas del entretenimiento anime han visto un auge sin precedentes, consolidándose como una inversión sólida frente al caos financiero internacional, a través del analista Tadashi Sudo, que detalla como gigantes como Toei Animation e IG Port no solo han resistido el golpe económico, sino que lo han convertido en impulso.
El sector del anime se convierte en un refugio económico
Los números hablan por sí solos, la página japonesa Anime Hack, a través del analista Tadashi Sudo, publicó recientemente un informe, donde afirma que Toei Animation, creadora de clásicos como One Piece, Dragon Ball y Sailor Moon, ha multiplicado por más de 15 veces el valor de su acción en la última década. En marzo de 2015, una acción de Toei costaba ¥236 yenes (ajustado tras divisiones); hoy, en abril de 2025, su precio alcanza los ¥3.530 yenes, esto significa que un inversor que hubiera adquirido acciones hace diez años habría visto un crecimiento de más del 1.400 %.
Su capitalización bursátil ya supera los ¥700.000 millones de yenes, consolidándola como uno de los pilares financieros del entretenimiento japonés, por su parte, IG Port, matriz de estudios como Production I.G, Wit Studio y XEBEC, también ha visto un salto significativo. Su acción pasó de ¥336 yenes en 2015 a 2.047 yenes en abril de 2025, creciendo seis veces en valor, este crecimiento ha estado alimentado por el éxito mundial de títulos como Shingeki no Kyojin (Attack on Titan) y Ghost in the Shell, además de una estrategia sólida de diversificación de franquicias y licencias internacionales.
La tendencia alcista no se limita a estos dos gigantes del anime, empresas como KADOKAWA, Sony Group (propietaria de Aniplex y Crunchyroll), Bandai Namco y TOHO han incrementado su presencia bursátil con fuertes subidas en sus acciones, impulsadas por el auge del anime, los videojuegos y el consumo digital. TOHO, por ejemplo, subió un 56 % en un año (de ¥5.334 a ¥8.320 yenes), tras anunciar en abril de 2025 una nueva división dedicada exclusivamente al desarrollo de Propiedad Intelectual y Anime, Esto refleja cómo incluso las grandes casas cinematográficas están reorganizando sus negocios en torno al contenido anime.
El mercado bursátil japonés en general ha sufrido una caída del 16 % desde su máximo histórico en 2024 (pasando de 42.000 a 35.039 puntos en el índice Nikkei), en gran parte debido a la inestabilidad económica global y el regreso de políticas proteccionistas en EE. UU., sin embargo, las acciones relacionadas con contenido han mostrado una resistencia extraordinaria, actuando como una especie de refugio para los inversores.
Una de las razones clave de este fenómeno es la naturaleza digital del contenido anime, a diferencia de sectores como el automotriz, el de semiconductores o electrodomésticos, el anime no depende del transporte físico: no está sujeto a inspecciones, tarifas portuarias ni a bloqueos de exportación, por lo que resulta mucho menos vulnerable a políticas arancelarias agresivas como las promovidas por la administración Trump.
Otro factor relevante es el crecimiento constante del mercado global del anime, incluso frente a crisis sanitarias o económicas, según la Asociación de Animación de Japón, el mercado del anime japonés ha crecido de 1,26 billones de yenes en 2009 a 3,34 billones en 2023, casi triplicando su tamaño en poco más de una década. El auge del streaming internacional, las plataformas digitales y el crecimiento del merchandising han ampliado los márgenes de ganancia de manera notable para los estudios japoneses.
Además, el éxito de producciones recientes como Kimetsu no Yaiba(Demon Slayer), Jujutsu Kaisen, Chainsaw Man y Suzume ha demostrado que el anime no solo mantiene a su público fiel, sino que sigue captando nuevas audiencias en todo el mundo. Esta capacidad de generar ingresos a largo plazo con franquicias rentables y multiformato (anime, cine, videojuegos, novelas ligeras, figuras, etc.) es una de las fortalezas más codiciadas por los inversores.
Sin embargo, el panorama no es completamente seguro, la administración Trump ha empezado a señalar a la industria del contenido como potencial objetivo en su lista de preocupaciones sobre comercio internacional, falsificaciones y propiedad intelectual, esto podría traducirse en nuevas barreras comerciales, no necesariamente aranceles, pero sí regulaciones o impuestos a servicios digitales, licencias, o plataformas de distribución.
También existe el riesgo de una sobrevaloración bursátil. Indicadores como el PER (relación precio-beneficio) y el PBR (precio-valor contable) están alcanzando niveles históricamente elevados en varias de estas empresas. Si el crecimiento proyectado no se concreta, podría haber correcciones importantes en el mercado, como ya sucedió en la década de los 2000 con el boom de empresas como GDH, TMS Entertainment, o Mag Garden, muchas de las cuales ya no existen como entidades independientes.
No obstante, a diferencia de aquel entonces, la infraestructura actual del anime es mucho más robusta, las empresas han internacionalizado sus operaciones, han aprendido a monetizar mejor sus franquicias y cuentan con alianzas globales que las hacen menos dependientes del mercado japonés, hoy, el anime no solo es un símbolo cultural de Japón, sino también una potencia económica global.